Disculpas nocturnas

Enojada, histérica, cual locomotora fuera de control, agarré el suéter con capucha que estaba colgado en el closet, baje las escaleras saltando cada peldaño, abrí la puerta de la casa y salí rauda de ese lugar, pensando que si esperaba unos minutos más podía cometer alguna locura. La brisa gélida chocó con mi cara recordándome que el invierno estaba por comenzar, debí abrigarme más pensé. Seguí caminando, rememorando lo sucedido, molestas no vamos a resolver nada era lo único que acaparaba mi mente. -Buenas noches señorita- el vigilante de la urbanización me despertó de mi trance. -Buenas noches Sr Alberto- éste me abrió la puerta principal y sin saber a donde ir, mis pies me iban guiando. Finalmente me decidí y me senté en el parque que esta en frente de donde vivimos. Podía observar a las personas llegar de su trabajo, jugar con sus mascotas, salir a pasear con sus parejas, todos se ven tan felices. Acostada en el césped, miré el firmamento, contemplando las estrellas que eran te...